jueves, 10 de diciembre de 2009

Buscador, el google de pensamientos

Me di cuenta que soy envidiosa: de los objetos inanimados que no tienen que dar explicaciones, de los independientes que le regalan su corazón al destino, de los capitalinos que viven donde yo quiero, de los juguetes y los lápices.
Cómo quisiera que las cosas fuesen más fáciles, que la vida tuviera stans de libros y flores gratis, como en una fiesta, pero sin alcohol, porque hoy ese veneno: no; quizá mañana tampoco, ni pasado.
Mataría porque un golpe de suerte me hiciera el camino fácil, como Moisés con su bastón: abrir el mar, a la gente que me estorba. ¿Se quitan por favor? ¿me dejan en paz? Gracias.

Lanzo suspiros a diestra y siniestra esperando que el viento los lleve a su dueño, que se purifique el aire y se llene de amor, aunque suene cursi, lo es. Hoy quiero gritar y llorar abrazándolo. Estoy dispuesta a tanto, y asustada de más, pero no me quiero detener, ni a pensar, ni a nada. Ayuda divina, por favor. ¿Dios?

No hay comentarios:

Publicar un comentario