Cómo quisiera que las cosas fuesen más fáciles, que la vida tuviera stans de libros y flores gratis, como en una fiesta, pero sin alcohol, porque hoy ese veneno: no; quizá mañana tampoco, ni pasado.
Mataría porque un golpe de suerte me hiciera el camino fácil, como Moisés con su bastón: abrir el mar, a la gente que me estorba. ¿Se quitan por favor? ¿me dejan en paz? Gracias.
Lanzo suspiros a diestra y siniestra esperando que el viento los lleve a su dueño, que se purifique el aire y se llene de amor, aunque suene cursi, lo es. Hoy quiero gritar y llorar abrazándolo. Estoy dispuesta a tanto, y asustada de más, pero no me quiero detener, ni a pensar, ni a nada. Ayuda divina, por favor. ¿Dios?
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