martes, 27 de octubre de 2009

De cómo me hiciste el día

Es de esas veces en las que tienes un día normal, con dolor de cabeza, la visita de las tías, la cena con el papá, la regla a destiempo. Y de pronto: estoy en msn creyendo que Logan duerme, con la respiración entrecortada, boca abajo, como suele hacerlo, porque se siente mal, muy mal, con una cadena de dolor imaginaria torturándole el cuello, la sien, la frente... De pronto Adium (maldito Adium) te muestra una diminuta pestaña en la parte inferior de la pantalla: Logan, ¡Logan! ¿Logan? Sí, se conectó sólo para decirme que me ama; y yo, bueno, como niño en juguetería: el corazón desbocado, y ni hablar de la sonrisa... Qué curioso es eso del amor y el hilito de sangre que ata los corazones en el imaginario, y en lo palpable... Cuando te veo, y te toco, y te beso. Te siento y me sientes, pero te amo, sobre todo, te amo.

Quisiera explicarlo, pero las palabras que me salen son tan llenas de miel que me da coraje, hay algo más espeso que la miel dentro de mí... Es como el chocolate que se endurece en la nieve ¿me explico? Es dulce y suave, pero toma tintes extravagantes y sólidos. Ojalá me entendieras, Logan. Es... Una certeza y el incoloro de la palabra amor comparada con el sentimiento de mí hacia ti, ya no se explica, se transmite ¿lo sientes? ¡Te amo! Te amo, y me valgo de esa palabra, porque aún no se inventa la adecuada... Ya lo haré yo... Mi Logan hermoso.

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